LA ROSA ROJA
Que
daño podemos hacer los maestros/as en la vida de nuestros niños y niñas,
al limitarlos en su creatividad.
Sin lugar a dudas,
la infancia es un estado
especial en el que se actúa de manera creativa, sin barreras ni límites y
debe ser espacio para promover en los
niños estas características de una manera espontánea, no
las matemos ni la reduzcamos, estimulemos el
pensamiento creativo a lo largo del proceso educativo.
Debemos proponernos
en desarrollar al hombre y mujer creativo/a, el cual busca la novedad, corre riesgos, es abierto
de pensamiento y tiene independencia
de juicio. Además, vive satisfecho y convencido de su
trabajo, tiene autoconfianza
y es perseverante ante
los obstáculos. Pero, sobre todo, tiene una motivación intrínseca, un
profundo amor por lo que hace.
También la lectura
nos deja la lección que en la educación de los niñas y niños no solo participan los maestros/as, también
lo hacen los padres y madres, la
comunidad, que en su conjunto deben promover la creatividad.
Aplicado en la vida
adulta tendremos personas que están esperando que le digan que hacer en al
ámbito del trabajo, aplican acciones
estandarizadas sin considerar las múltiples situaciones y condiciones de la
realidad, actuarán pensando que sólo hay un solo camino para el logro de los
objetivos, y desecharán diversas situaciones de solución a los problemas que se
enfrenten.
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