viernes, 12 de julio de 2013


LA ROSA ROJA

 

Que daño podemos hacer los maestros/as  en la vida de nuestros niños y niñas, al limitarlos en su creatividad.  

Sin lugar a dudas, la infancia es un estado especial en el que se actúa de manera creativa, sin barreras ni límites y debe ser espacio para promover en  los niños  estas características de una manera espontánea, no las matemos ni la reduzcamos, estimulemos el pensamiento creativo a lo largo del proceso educativo.

Debemos proponernos en desarrollar al hombre y mujer  creativo/a, el cual  busca la novedad, corre riesgos, es abierto de pensamiento y  tiene independencia de juicio. Además, vive satisfecho y convencido de su trabajo, tiene autoconfianza y es perseverante ante los obstáculos. Pero, sobre todo, tiene una motivación intrínseca, un profundo amor por lo que hace.

También la lectura nos deja la lección que en la educación de los niñas  y niños no solo participan los maestros/as, también lo hacen los padres y madres,  la comunidad, que en su conjunto deben promover la creatividad.

Aplicado en la vida adulta tendremos personas que están esperando que le digan que hacer en al ámbito del trabajo,  aplican acciones estandarizadas sin considerar las múltiples situaciones y condiciones de la realidad, actuarán pensando que sólo hay un solo camino para el logro de los objetivos, y desecharán diversas situaciones de solución a los problemas que se enfrenten.  

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